
Aquel que cuenta con la bendición de trasmitir conocimiento es afortunado; tiene la oportunidad de ser grande. Del maestro depende que el conocimiento no sólo sea recibido por el alumno, sino que se procese, se comprenda, se consolide en la memoria y detone ideas que le permitan al aprendiz hacer algo con ese conocimiento para beneficio personal, de su grupo y de su ciudad o país.
Los niños de hoy se desarrollan y comienzan a tomar sus propias
decisiones a más corta edad que antes. En el pasado los padres les definían su ropa, sus alimentos, escuelas, deportes, clases culturales y hasta carrera universitaria. En cambio hoy ellos ya tienen voz y voto y suelen tomar decisiones por sí mismos.
Muchos padres han entregado la vital responsabilidad de la
educación de sus hijos a las escuelas y a los maestros, cuando ellos como padres son los principales educadores de sus infantes.
Los padres se quejan de las huelgas y paros que realizan los maestros, sin comprender que con su pasividad frente al destino de sus hijos ellos mismos han estado en “huelga” desde hace muchos años.